jueves, 8 de octubre de 2015

Cómo explicar a tu hijo que pronto tendrá un hermanito



Como sabéis muchos, en  unos pocos días, o unas pocas semanas, nuestro hijo Martín, que el mes que viene cumple dos años, va a dejar de ser hijo único.

Os conté hace unos meses que su padre y yo habíamos pensado que un hermano era el mejor regalo que podíamos hacerle y asimismo, inclusive que no nos toque el euromillón, la herencia más valiosa que podíamos dejarle.

Hoy, a punto de meternos en ese lío de ser "padres de dos", estamos en pleno proceso de preparación para que Martín sepa lo que va a pasar y que la presencia de su hermano sea lo menos traumática posible.

Me gustaría comenta con vosotros los pequeños cambios o rutinas que hemos introducido en casa para desear que José entienda que va a tener un hermano y que lo vea a modo un hecho concreto. Tanto perpetuamente, hemos preguntado e investigado, pero todo lo que os chisme está a la  altura de un "padre aficionado" y, como ya sabéis, no somos profesionales, sino padres que intentan aplicar el sentido habitual y que quieren lo mejor para su casta.
  Los primeros meses no le contamos casi nada a José. Él aún tenía un elevación de comprensión mucho menor que el que tiene ya (en este posterior año de vida parece que, en ese sentido, maduran por días).
 En el tiempo que la barriga empezó a ser importante, le contamos que mamá tenía un hermanito en la barriga. Pensamos que al principio creía que era una parte del cuerpo, porque señalaba la barriga de cualquiera ser y llamaba al hermanito, pero escaso a escaso entendió que era poco que sólo tenía su madre.
 El correlativo paso fue ponerle ejemplos de niños que tenían hermanos: en los dibujos animados (Peppa y George) y en el cole. En el colegio hacimos diferente hincapié en enseñarle a la salida a los bebés que llevan algunas madres: "Mira Pablo, tiene un nene en casa, ¿tú quieres uno para tí?"
 En estos meses, separadamente de que vaya a tener él un hermano, ha aprendido en el cole la diferencia. Los bebés son pequeños, lloran mucho y solo toman biberón (no toman galletas, ni yogur, ni torta).
 Desde que aprendió la diferencia de por medio bebé y niño, le decimos a menudo que él actualmente es un chico y que no es un bebé. Hacemos mucho trabajo en reconocerle las cosas de mayor que hace y en que se sienta cada vez más emancipado y sea capaz de ser responsable de pequeñas labores.
 Incluso le estamos enseñando las cosas de su hermano: hemos montado la minicuna (aunque sigue diciendo que es "de José"), le enseñamos biberones pequeños, chupetes, y trajes "muy pequeños". Todo este asunto de las cosas materiales es igual vez el que más le bajada. sigue diciendo que todo es suyo.
 siete Le hemos comprado un texto: " Teo: Voy a tener un hermano! ". Bien que supuestamente es para niños pellizco mayores (primeros lectores), posteriormente de mucho buscar ha sido el texto que efectivamente encajaba con lo que queríamos contarle. En las librerías veíamos títulos tal: ¿Quién me ha robado mi cima?, que no nos parecían el mensaje que queríamos darle a nuestro hijo.

Este de Teo es asaz primordial: mamá tiene la barriga demasiado grande, se va al policlínica, Teo va a ver al baby y en el momento que llega a casa ayuda a su  papá bañarlo, a tirar los pañales, a vestirlo con la abuela y se va de paseo con él.


Se lo hemos sumado algunas noches (no continuamente está abierto a este ejemplar, hay que buscar el momento), y las veces que ha estimado leerlo le ha gustado y inclusive le ha dado la sonrisa con el tema pañales y el mal olor.

Además, naturalmente, muchos días José examina mi barriga para dar un ósculo o decir hola a su hermano. En casa es una escena demasiado bonita, y la aseveración es que me gusta que le tenga (al menos a ratos) cariño. Otras veces le quiere dar un besuqueo al salir del cole y la ente se complica, porque él necesita ver a su hermano carente mi ajuar, directamente en la barriga. Enseñar mi barriga al resto de padres del cole no es una actividad que me apetezca, tanto imaginaréis.

Cuando nazca el nene os podré contar si toda esta preparación ha servido para poco. Yo no espero milagros, pero me conformo con que haya pequeños momentos en los que se sienta a gusto con el nene y en que, exiguo a carente, vaya adaptándose a la práctica de ser cuatro. Lo bueno de esta edad es que adentro de carente habrá arrinconado que hubo un espacio en el que fue hijo único y no entenderá su vida sino siendo cuatro en casa.

Como perpetuamente, espero vuestros aclaración con consejos, y os animo a que me contéis vuestras experiencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario